Mayas

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La astronomía de los mayas fue tan avanzada que pudieron haber cartografiado los planetas de nuestro Sistema Solar más de 700 años antes de Copérnico.

Astronomía de los mayas

El conocimiento astronómico de los mayas estaba muy centrado en los calendarios.

Los primeros logros conocidos de la astronomía de los mayas se remontan al año 3400 a. C.

¿Cómo lo sabemos? Porque en 1922 se descubrió una ciudad perdida en el norte de Guatemala.

Se trata de lo que alguna vez fue una de las ciudades más grandes de los mayas: Tikal.

Tikal muestra de la astronomía de los mayas
Parque Nacional Tikal. Crédito: web “viator.com/en-CA/Peten-attractions/Tikal-National-Park-Parque-Nacional-Tikal/d26421-a7136”

La estela 10 muestra, por ejemplo, una imagen del zodíaco basada en la eclíptica, que es el paso del Sol a través de las constelaciones fijas.

Tikal muestra de la astronomía de los mayas
Estela Maya Tikal. Crédito: web “es.wikipedia.org/wiki/Estela_maya”.

Son bien conocidas algunas observaciones del cielo realizadas por los mayas, como el eclipse lunar del 15 de febrero de 3379 a. C.

Tenían su propio calendario solar y conocían la periodicidad de los eclipses. Inscribieron en los monumentos de piedra fórmulas para predecir los eclipses solares y los movimientos de Venus.

El conocimiento astronómico maya pertenecía a la clase sacerdotal, que gozaba de un enorme prestigio social y toda la vida del pueblo se regía por sus normas y predicciones.

Xultan
Reconstrucción pictórica de una ciudad maya. Crédito: web “yosoitu.lasillarota.com/tikal-maya-laser-piramide/204024”.

En 1986, también en Guatemala, se descubrió la antigua ciudad de Xultan cerca de Tikal.

Además de una gran cantidad de objetos de cerámica, se encontraron 24 estelas con inscripciones jeroglíficas en piedra caliza. Esta escritura ha sido difícil de descifrar, pero se han hecho grandes avances en ella.

Muchos de estos grifos contienen observaciones astronómicas realizadas por los sabios de la antigüedad.

Códice Grolier una muestra de la astronomía de los mayas

En 1985, se encontró un precioso documento maya en México. Es el llamado “Códice Grolier” que actualmente se guarda en uno de los museos del país y que también contiene varios de los conocimientos astronómicos secretos de los mayas.

Grolier
Página 7 del Códice Maya de México. Crédito: Wikipedia

Los mayas usaban una especie de papel, más sofisticado que el papiro de los egipcios.

Lamentablemente, la idiotez de unos fanáticos incontrolados, que llegaron de Europa, destruyó irremediablemente la gran mayoría de los códices arrojándolos a las llamas.

Sólo tres códices y una parte de un cuarto sobreviven hasta nuestros días.

Estos son: el Códice de Dresde, el Códice de Madrid, el Códice de París y un fragmento del de Grolier.

Similar en forma y estructura, cada una está escrita en una sola hoja doblada de casi 7 metros de largo y de 20 a 22 centímetros de alto, en hojas de unos 11 centímetros de ancho.

El Códice Grolier de Dresde

El más conocido y elaborado de estos cuatro códices es el de Dresde, que es esencialmente un tratado de astronomía.

Explica los detalles del calendario maya y el sistema numérico maya.

Se cree que fue escrito por los mayas poco antes de la conquista española.

Se conserva en la Biblioteca Estatal de Dresde en Alemania.

El códice está escrito en una hoja larga de papel que se dobla para crear 39 páginas, con grifos en ambos lados.

El códice incluye un calendario de Venus, que muestra que los mayas tenían un calendario más complejo asociado con ideas ceremoniales.

Las cuatro columnas de cada una de estas páginas representan a Venus en su posición como la conjunción superior, la estrella de la mañana, la conjunción inferior y la estrella de la tarde.

En la parte inferior de cada página, el número de días de cada período se muestra en números mayas.

En el Códice de Dresde y en numerosas estelas se encuentran los cálculos de los ciclos de la Luna, el Sol, Venus y las tablas de periodicidad de los eclipses.

El calendario maya

Los calendarios mayas son parte de los mayores logros culturales de la humanidad. Su concepción del movimiento de los cuerpos celestes se basó en la concepción cíclica de la historia, y la astronomía fue la herramienta que utilizaron para conocer la influencia de las estrellas en el mundo.

Uno de ellos, el más representativo, es el uso del calendario de Cuenta Larga, mediante el cual los mayas pudieron hacer cálculos para millones de años por venir.

Todas las ciudades del período clásico están orientadas con respecto al movimiento de la bóveda celeste.

En el castillo de Chichén Itzá, las cuatro escaleras del edificio suman 365 escalones, todos los días del año.

Es asombroso pensar que los sabios sacerdotes mayas obtuvieron este conocimiento verdaderamente espectacular, hace no menos de seis milenios, sin telescopios, sin computadoras y sin siquiera papel para escribir.

Calendario
Calendario maya. Crédito: web “historyonthenet.com/the-mayan-calendar”

Sin duda los inicios de la astronomía maya se remontan mucho antes, pero la ausencia de información que lo confirme, impidieron que se registrara el desarrollo de esta hazaña intelectual.

Parte del conocimiento astronómico que tenían los sacerdotes mayas era que la Vía Láctea era una parte central de su cosmología.

El zodíaco y sus constelaciones es una banda lo suficientemente ancha como para contener al Sol y que rodea la esfera celeste siguiendo la eclíptica.

Periodicidad de los eclipses lunares y solares. Registraron la predicción de un eclipse lunar del 15 de febrero de 3379 a. C. C.

Conocían con gran precisión las revoluciones sinódicas de la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno.

El período sinódico es el tiempo que tarda una estrella en reaparecer en el mismo punto del cielo con respecto al Sol, cuando se observa desde la Tierra.

Este período tiene en cuenta que la Tierra, lugar desde donde se observa el objeto, también orbita alrededor del Sol.

Su calendario comenzaba en una fecha cero que, según nuestros cálculos de años, es el 8 de junio de 8498 a. C. C.

Tenían un año de 365 días, dividido en 18 meses de 20 días y un mes de 5 días.