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Consejos para observar la Luna con binoculares o con un telescopio.
Consejos para observar la Luna en las noches de Luna llena
En estas noches, la observación de la Luna es una tentación a la que no se puede resistir.
Unos simples prismáticos firmemente sujetos a un trípode son suficientes para contemplar en toda su belleza y con bastante claridad las montañas, cráteres y “mares” que cubren la superficie de nuestro hermoso satélite natural.
Luna en cuarto creciente o decreciente
El mejor momento para observar la Luna es en los cuartos creciente y menguante.
En estas fases es cuando se hace evidente el juego de luces y sombras, la altura de las montañas y la profundidad de los cráteres, la zona donde se encuentran la luz y la oscuridad, la zona que separa el día y la noche en la Luna.
Consejos para observar la Luna y sus muchos cráteres
La gran cantidad de cráteres lunares atraen poderosamente la atención del observador.
Todos estos cráteres se deben a los impactos de asteroides y meteoritos.
Los cráteres no se originaron en volcanes, sino que fueron producidos por impactos de asteroides.
Un gráfico interesante de Peter Frieman muestra los cráteres y cuencas de lava más grandes, visibles en el lado cercano de la Luna.
Los más interesantes que podemos ver desde la Tierra son:
- Clavius, con 225 km de diámetro,
- Shickard, con 230 km de diámetro y
- Schiller, con 180 km.
En el lado opuesto, destaca el cráter Apolo, de 520 km de diámetro.
En el sur de la superficie lunar se encuentra el cráter Tycho, el más llamativo de la zona sur y que irradia en todas direcciones.
Justo en el lado opuesto, muy cerca del borde norte, llama la atención el cráter Platón, perfectamente circular con un interior muy oscuro.
- En la zona noroeste, el cráter Kepler,
- el cráter Aristarco que brilla intensamente en el centro del Mar de Tormentas (También llamado Oceanus Procellarum) y
- Destaca el cráter Copérnico.
Los mares de la Luna
Los mares de la Luna no están hechos de agua. Las partes de la superficie lunar que vemos más oscuras, llamadas mares, son grandes áreas planas que ocupan aproximadamente un tercio de la cara visible de la Luna.
Fueron llamados así porque en la antigüedad los observadores conocían bien la superficie de la Luna, y se creía que esas áreas oscuras eran océanos similares a los mares de la Tierra.
Esta vista de la Luna llena, tomada desde la Tierra, realza el contraste entre los mares oscuros y los cráteres de rayos brillantes, como Tycho (cerca del centro inferior), que lleva el nombre de Tycho Brahe.
El oscuro y circular Mare Imbrium (Mar de las lluvias) es prominente en el noroeste (arriba a la izquierda).
Inmediatamente encima de los rayos brillantes de los cráteres Copérnico y Kepler (centro a la izquierda).
El oscuro y circular Mare Serenitatis (Mar de la Serenidad) se encuentra al este (derecha) de Imbrium.
Las sondas lunares automáticas Luna 9, Luna 13, Surveyor 1 y Surveyor 3 aterrizaron en el Océano de Tormentas.
La misión Apolo 12, en la que viajaron los astronautas Pete Conrad y Alan Bean, también aterrizó en este Mar, que tiene una superficie casi el triple de la de España.
Las montañas de la Luna.
La mayoría de las montañas lunares reciben los mismos nombres que las de algunas cadenas montañosas terrestres: Alpes, Apeninos, Pirineos.
La montaña lunar más alta es el monte Leibnitz, de 11.350 km de altura. (En la Tierra, el Everest tiene 8.804 km de altura).
En la cordillera de los Apeninos se puede ver el monte Hadley (4.800 m), el cráter Eratóstenes y el monte Arquímedes.
Cerca del monte Hadley descendió la nave espacial Apolo 15.